Carlos Trujillo
Mi nombre es Carlos Trujillo y, a la corta edad de doce años, comencé un viaje que cambiaría mi vida para siempre. Aprendí el arte de meditar, una práctica que me condujo a explorar los misteriosos confines del viaje astral. Durante un tiempo, mi espíritu se elevó por dimensiones desconocidas, pero con el paso del tiempo, estos secretos se desvanecieron en la penumbra de mi memoria.
Mientras tanto, las cuerdas de una guitarra se convirtieron en mi confidente, y mi alma vibraba al compás de sus acordes. Pero la verdadera melodía de mi vida aún estaba por desplegarse.
A los veinte años, el destino me guió hacia una persona excepcional, quien hoy es mi amada esposa. Nuestra unión trajo consigo una sinfonía de amor y propósito, una sinfonía que comenzó a sonar en el escenario de mi existencia.
En un giro inesperado, me vi inmerso en las filas del ejército, un mundo donde el tiempo para la reflexión se volvía un bien preciado. Entre las pausas de los deberes militares, redescubrí la magia de los libros de autoayuda, textos que como faros en la oscuridad, iluminaron mi camino.
Cuatro años más tarde, me despedí del uniforme, cargado de sueños que anhelaban volar alto. Soñaba con fundar mi propia empresa, con el deseo ferviente de crear empleos y cambiar vidas. Pero la semilla de la duda germinó en mi mente, sembrada por un familiar cuyas palabras, pesadas como cadenas, me persuadieron: «Usted y yo no estamos destinados a lograr grandes cosas«.
Desanimado y con el corazón oprimido, mi vida se convirtió en una existencia marchita, como una planta en un rincón olvidado. La creencia de que nuestro destino se limitaba a nacer, crecer, tener hijos y morir, se apoderó de mi alma.
Sin embargo, el universo tenía otros planes, y un giro del destino trajo consigo la pérdida del empleo de mi esposa y la lucha diaria por llegar a fin de mes. Fue en medio de la tormenta que una luz surgió en mi horizonte. La oportunidad de estudiar psicología se presentó ante mí, y decidí tomarla.
Este camino me condujo a un redescubrimiento, un renacer de las enseñanzas de mi juventud. La meditación y la hipnosis, dos herramientas poderosas para sanar las emociones, se cruzaron nuevamente en mi camino. Mi verdadera vocación comenzó a tomar forma.
Mi vida encontró un nuevo propósito en la misión de ayudar a otros. Así que me adentré en el mundo de la hipnoterapia, una de las experiencias que más agradezco en mi vida. Hoy, soy un faro de sanación emocional para aquellos que desean ser guiados.
Al principio, deseaba salvar a todos, pero comprendí que no todos anhelan ser rescatados. Desarrollé mi propio método, una llave que abre las puertas de aquellos corazones que vibran al unísono con mi enfoque de sanación emocional.
Hoy, mi vida tiene un significado más profundo y un propósito claro: ayudar a otros a sanar sus heridas emocionales. Te invito a unirte a mi comunidad, donde te enseñaré cómo trascender tus emociones y encontrar la paz interior. Juntos, podemos construir un camino hacia la sanación y la realización personal. Gracias por escucharme, y te invito a ser parte de esta travesía de transformación.
Mi forma de trabajar
Trabajo desde una perspectiva integradora. Aunque mi formación inicial tenía como enfoque principal la terapia cognitivo-conductual (TCC), y continúo utilizando técnicas de esta, actualmente la evidencia empírica y científica validan otras terapias, como las regresiones. Ya no nos quedamos solo con la intervención en los pensamientos y las conductas, sino que vamos más allá: ponemos la persona en el centro y trabajamos desde sus emociones, sus valores y teniendo en cuenta sus contextos.
Nos enfocamos en dar significado a la vida, aprender a gestionar el malestar y construir una vida que queramos vivir.
Utilizo herramientas de la meditación, la hipnoterapia, las regresiones y PNL (Programación neuro lingüística).
Algunas de las bases de mi enfoque son la autocompasión, el mindfulness y los hábitos saludables de autocuidado.
Trabajo desde el absoluto respeto a la individualidad, adapto la terapia a las necesidades únicas de cada persona. Desde la flexibilidad y la formación, personalizo el tratamiento. Tú eres la/el protagonista. Te acompaño en el camino que quieras caminar.
«Cuando no puedas ver la luz, me sentaré contigo en la oscuridad» Lewis Carrol».
Esto es lo que significa para mí acompañar: estar a tu lado, andar a tu ritmo, desde el respeto absoluto hacia lo que necesitas en cada momento. Procuro ofrecer un lugar seguro, un acompañamiento amable, delicado, cercano y muy humano. Mi forma de entender esta profesión tiene que ver con el amor y la generosidad.
“Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas. Pero al tocar un alma humana sea solamente otra alma humana”.
Esta frase de Carl Gustav Jung me encanta y representa mi forma de trabajar. Me gusta trabajar en red. Tengo la gran fortuna de participar en sesiones de supervisión de casos de forma semanal, con compañeras con mucha trayectoria y experiencia, para seguir aprendiendo y poder ofrecer una atención de calidad. Absorbo cada observación o sugerencia que me regalan